La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) emitió una alarmante advertencia: un evento climático extremo, impulsado por un “río atmosférico”, amenaza con provocar una de las inundaciones más devastadoras de la historia reciente en los Estados Unidos.
La noticia encendió las alarmas no solo en el país norteamericano, sino también en todo el mundo, dado el impacto global que suelen tener este tipo de fenómenos extremos.
Se trata de una enorme corriente de aire cargada de humedad tropical que se desplaza hacia el corazón del territorio estadounidense. Según datos satelitales analizados por la NASA y la NOAA (Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica), se espera que en apenas cinco días caiga en algunas zonas el equivalente a cuatro meses de lluvia. Un panorama verdaderamente catastrófico.
Jonathan Porter, meteorólogo jefe de AccuWeather, fue tajante: “Las situaciones peligrosas pueden escalar a emergencias potencialmente mortales en cuestión de segundos”. El experto advierte que el patrón climático actual “se asemeja a un atasco en la atmósfera”, con tormentas eléctricas y aguaceros recurrentes sobre las mismas áreas. “Esto es una receta para grandes inundaciones”, afirmó.

El peligro no termina con las precipitaciones: se prevé un aumento significativo del caudal de los ríos días después del fenómeno, lo que podría agravar aún más la situación. Las regiones bajo amenaza ya son consideradas vulnerables a desbordes y anegaciones, lo que eleva considerablemente el riesgo de daños materiales, desplazamientos forzados y pérdida de vidas humanas.
En momentos donde el cambio climático deja de ser una amenaza abstracta para convertirse en una realidad concreta, este tipo de episodios extremos reafirman la necesidad de actuar con urgencia. No solo se trata de Estados Unidos: el planeta entero está en la misma barca, y las tormentas ya no solo vienen del cielo, sino también de la ciencia que nos advierte lo que está por venir.