Este domingo los catamarqueños eligen legisladores nacionales, provinciales y municipales. Pero la verdadera pelea es la de la Cámara de Diputados provincial. Allí es donde se juega la mitad de la gobernabilidad.
Hoy en Catamarca se elegirán 81 cargos legislativos entre nacionales, provinciales y municipales, además de dos intendentes. Se trata de una clásica elección de medio término en la que no se juega el poder gubernamental, pero sí una parte importante de la gobernabilidad: el control de la Legislatura. El Senado es una escribanía asegurada para el oficialismo. En cambio, existe un gran interrogante sobre Diputados. ¿Podrá el Gobierno conservar las bancas que renueva?
Desde que regresó al poder en 2011, el peronismo conserva su hegemonía en el Poder Legislativo. Por cierto, más cómoda en la Cámara alta, donde cuenta con 14 de los 16 senadores. Este domingo, si todo sale como planea, podría quedarse con la totalidad de las bancas, ya que la oposición radical pone en juego las dos únicas que tiene: Norma Reales (Antofagasta de la Sierra) y Ariel Cordero (Ancasti). Sería la consumación del sueño totalitario. Un ámbito sin ninguna voz disidente.
En la Cámara baja, por el contrario, la mayoría oficialista es exigua: 23 sobre 41 legisladores, incluyendo la presidencia del cuerpo. Le alcanza para manejar el quórum, poner límite al debate y dar curso a las leyes del Poder Ejecutivo que requieren de mayoría simple. Hasta puede permitirse que uno o dos diputados propios no estén presentes en las sesiones claves. En otras palabras, mantiene el control, pero necesita alguna disciplina interna.
Respecto a la Cámara de Diputados de la Nación, la otra categoría en disputa, el peronismo catamarqueño tiene 4 de las 5 bancas: Fernanda Ávila, Sebastián Nóblega, Silvana Ginocchio y Dante López Rodríguez. En diciembre terminan los mandatos de los dos últimos. La banca opositora está en manos de Francisco Monti, quien también finaliza. Ingresó por la UCR y hoy es candidato a diputado provincial por La Libertad Avanza (LLA)
La novedad en esta categoría será el debut de la Boleta Única de Papel (BUP), que será entregada a los electores en la mesa de votación para que marquen con lapicera su opción de preferencia y la depositen luego en la urna específica. El sistema debería asegurar mayor transparencia, ya que se evita esa vieja maña de los políticos de entregar sus votos a los ciudadanos antes del acto comicial. Se podría afirmar que habrá más libertad para votar. En cambio, en el resto de las categorías provinciales y municipales continuará el viejo sistema.
En cuanto a los dos únicos municipios que eligen intendente, Los Altos y Mutquín (Pomán), están en manos del oficialismo provincial. Por el primero, Raúl Barot buscará su reelección y tendrá como principal rival al senador de Santa Rosa, el peronista Félix Jerez. En el segundo municipio, Carlos Luna intentará su cuarto mandato consecutivo, o sea, 16 años. Dadas las condiciones políticas en esa jurisdicción, nada parece que pueda impedírselo.
Por último, hoy se elegirán 49 concejales en toda la provincia. El peronismo gobierna en 25 de los 36 municipios, y es de prever que el aparato oficial haga su despliegue clientelar habitual para asegurar que nada cambie en sus enclaves territoriales, además de buscar más espacios legislativos en las comunas opositoras.
Encuestas, expectativas y un desafío
De acuerdo con las encuestas recientes más serias del oficialismo provincial, Fuerza Patria se impondría en todas las categorías de candidatos, aunque con menos margen en algunas locales.
Por caso, el Gobierno confía quedarse con dos de las tres bancas a diputados nacionales en juego. La tercera dependerá de la performance que consigan las fuerzas opositoras, en particular libertarios y radicales.
Sin embargo, esa “tranquilidad” que el oficialismo tiene respecto a la suerte de las bancas nacionales y las de senadores locales, no es igual en lo que concierne a los diputados provinciales. Aunque ningún relevamiento de intención de voto lo da perdedor, es improbable que logre retener todas las bancas que hoy pone en juego.
El peronismo renueva 12 de los 23 escaños que tiene en Diputados. Si lograra una muy buena elección, con una diferencia a favor de entre 7 y 8 puntos, podría conservar solo 10 bancas, con lo cual sumaría 21 en el cuerpo. Una mayoría demasiado apretada.
Tal escenario implicaría que la oposición se repartiría las 11 bancas restantes. Esta vez, como nunca, el arco opositor está muy fragmentado, pero al mismo tiempo cuenta con figuras conocidas, como Rubén Manzi (Primero Catamarca), Hugo “Grillo” Ávila (Unión Patriótica Catamarqueña), Luis Fadel (Somos Provincias Unidas) y Javier Galán (MID). Los libertarios, por el contrario, llevan un debutante a la cabeza (Carlos Aibar), pero un par de radicales conversos con trayectoria en el medio de la lista.
En este sentido, la apuesta del oficialismo es que su nómina, encabezada por el santamariano Juan Carlos Sánchez, traccione votos en el Oeste provincial, donde el Gobierno invirtió en buena cantidad de obras públicas este año.
Si los pronósticos más moderados de los encuestadores se cumplen, la oposición catamarqueña, atomizada como está, podría poner en peligro la “zona de confort” del oficialismo en la Cámara baja.
Y si en Capital el mileísmo mantiene algo del entusiasmo y la voluntad de cambio expresada en 2023, hay chances de que la representación opositora sea mayor incluso.
Dicho en otros términos, si hoy las fuerzas opositoras lograran quedarse con la mitad más uno -o dos, o tres- de las bancas de diputados provinciales en disputa, a partir del 10 de diciembre esa Cámara podría ser la expresión de un verdadero recinto democrático, sin mayoría automática ni debate estéril.
Aún más, si los votos los acompañan, hasta podrían quedarse con la presidencia del cuerpo. Pero eso es pura especulación, porque de hecho no depende solo de la cantidad de bancas, sino de la madurez y la voluntad real de sus referentes de protagonizar un acuerdo de control legislativo sin precedentes de la gestión gubernamental.
Para el oficialismo, los principales candidatos opositores tienen tanta soberbia que son incapaces de ceder posiciones y consensuar. El desafío para ellos, por lo tanto, será demostrar lo contrario. Hoy las urnas dirán si pueden encararlo o no.
Fuente: Inforama

