Cabo Segundo Federico Borghesio de Santa María, Catamarca

Federico Borghesio es oriundo de Santa María, Catamarca; tiene 27 años, y es Cabo Segundo Maquinista en el destructor ARA “Sarandí”. Aunque sólo lleva un par de años en la Institución revela que le encanta navegar y ya ha cumplido varios de sus sueños.

Puerto Belgrano – El Cabo Borghesio relata que Santa María se encuentra más cerca de la capital tucumana que la catamarqueña. La ciudad, considerada la capital de los Valles Calchaquíes, está en el centro este de la provincia sobre el margen derecho del río Santa María, a unos 330 kilómetros de San Fernando del Valle de Catamarca y efectivamente, a menos de 190 kilómetros de San Miguel de Tucumán.

El marino cursó el primario en la escuela Nº 448 “Presbítero Baudillo Vásquez” y el secundario lo empezó en la EPET Nº 5 como técnico en la orientación electromecánica, pero retornó al colegio San Agustín donde había hecho el Jardín de Infantes para terminar el último año del secundario con sus antiguos compañeros: “Fuimos la primera promoción de aquella escuela; terminé un bachiller en Ciencias Naturales”.

Antes de ingresar a la Armada tuvo varios empleos, incursionó en el cultivo y venta de condimentos a través de una cooperativa de trabajo. Luego, se abocó a un emprendimiento con amigos de pizzas y empanadas.

Dice que extraña de Catamarca los cerros y el río Santa María, que explica que es famoso mundialmente porque cambia de sentido; este fenómeno, conocido como «la vuelta del río», ocurre cerca del límite entre los Departamentos de Santa María y Belén, donde el río invierte su curso. “Santa María es hermoso y muy tranquilo”, sintetiza.
Allí se encuentran su mamá, que trabaja en el campo, y un hermano mayor Ingeniero Agrónomo.

En Tucumán está su papá y una media hermana más chica. Habla con entusiasmo de Catamarca, de un alfajor único que sólo se hace en su provincia: “Es artesanal y con ingredientes naturales. Tiene harina de capia y se rellena con membrillo o dulce de leche casero. Hay una inmensa diferencia entre un alfajor artesanal y uno industrial”, afirma.

Y así es, el “alfajor capia” es típico del oeste catamarqueño y se elabora con esta harina, una variedad de maíz andino de color blanco, conocido por su alto contenido de almidón y su uso en preparaciones regionales. También nombra la caña con ruda muy característica del norte del país, como lo es el locro y la humita.

Federico Borghesio sabe de gastronomía, pero lo que más lo apasiona son los motores. Explica que como en su ciudad no había carreras universitarias para continuar estudiando algo relacionado y de chico siempre le gustó la mecánica por su padre, quiso seguir profundizado en esa línea y vio una gran oportunidad ingresando en la Armada Argentina.

Su papá fue marino, maquinista y motorista también, se retiró joven para continuar trabajando en motores en forma privada. Así ingresó a principios del 2023 a la Escuela de Suboficiales de la Armada (ESSA) y egresó al año siguiente. Sus primeras salidas al mar –que él llama “primeras aventuras en el agua”– fueron como Aspirante de la ESSA en las Lanchas de Instrucción para Cadetes (LICA) y su primer destino fue el destructor clase MEKO 360 ARA “Sarandí” (DESI), donde aún se encuentra embarcado.

El DESI pertenece a la División de Destructores del Comando de la Flota de Mar, con asiento en la Base Naval Puerto Belgrano (BNPB), al sur de la provincia de Buenos Aires. Federico vive hoy en Punta Alta, ciudad cercana a la BNPB.

Relata que su primera navegación larga fue en febrero y en comisión, a bordo de la corbeta ARA “Robinson”, que realizó patrullado marítimo. De marzo hasta ahora, en el DESI contabiliza siete navegaciones: “He navegado muchísimo; no ha pasado un año y ya he cumplido el sueño de navegar en una corbeta y un destructor de la Armada”.

“Y esto recién empieza… para mí la Armada es un abanico de oportunidades. Nos ayuda a potenciar lo que nos gusta y capacitarnos; aporta mucho a mi vida. Me encantaría seguir navegando, hacerlo en el rompehielos y la fragata”, destaca.

Además de los motores y la influencia de la experiencia de su padre, también lo atrajo el uniforme de la Marina. Confiesa que, ante la mirada de los catamarqueños, es toda una novedad y lo porta con orgullo. “En Buenos Aires y Punta Alta ver un uniformado es más común, pero en Catamarca llama mucho la atención”, revela.

También le encanta su especialidad Maquinista Motorista y en el destructor se desempeña en el sub cargo Propulsión Cajas Reductoras del Departamento Máquinas. Hoy complementa sus conocimientos estudiando en su tiempo extra laboral para ser Técnico en Refrigeración: “Me gusta y sigo preparándome porque en la Armada también se requiere”.

“A bordo mi función es mantener la temperatura óptima y la presión del aceite en cada pieza mecánica, desde la línea de eje a las cajas y la hélice del buque, y de los cojinetes, donde descansa la línea de eje; es mi tarea principal porque en el Departamento apoyamos todas las tareas que se realizan en Turbinas, Generadores y otros mecanismos”, especifica.

De su más reciente navegación, a mediados de agosto, y la octava de su carrera, el Cabo Borghesio destaca las maniobras en el mar con buques de la Fuerza Marítima de Autodefensa del Japón. En el marco del despliegue internacional de los buques JS “Kashima” y JS “Shimakase”, en cercanías de la costa de Mar del Plata, se encontraron con el “Sarandí” y la corbeta ARA “Rosales”.

Sobre el encuentro con los buques japoneses dice: “Por primera vez pude interactuar con una Fuerza militar extranjera y estuvo muy bueno”. Con las unidades japonesas se desarrollaron distintos ejercicios tácticos y de comunicaciones, fortaleciendo la cooperación y el adiestramiento combinado.
Todas las actividades incentivan al cabo catamarqueño a continuar en carrera: “Conozco nuevos lugares y personas y eso me gusta. En la Armada pocos son de Catamarca, pero eso va en aumento, existe más información a través de las redes sociales, hay muchas carreras y oportunidades”, concluye.

Fuente: Gaceta Marinera