Las temperaturas extremas que se registran desde el inicio de julio provocaron una crisis energética que golpea a buena parte del país. La demanda prioritaria de gas natural alcanzó un pico histórico de 100,3 millones de metros cúbicos diarios, un aumento del 25% en pocos días, en un contexto de consumo invernal récord, problemas de infraestructura y demoras en obras clave.
Como respuesta, el Gobierno nacional activó un comité de emergencia, restringió las exportaciones y ordenó cortes en el suministro a industrias y estaciones de GNC. En varias regiones, incluso se interrumpió el servicio a usuarios con contratos firmes, una situación poco habitual.
Desde el lunes se comenzaron a registrar interrupciones en contratos interrumpibles y, a partir del miércoles, también en contratos en firme. Las medidas buscan priorizar el abastecimiento a hogares, hospitales y escuelas, es decir, la denominada «demanda prioritaria».
Las causas del desabastecimiento
Especialistas del sector coinciden en que el frío extremo fue el principal factor que desencadenó el colapso. Desde el Enargas indicaron que «la demanda prioritaria superó los 100 millones de m³ diarios, y ante la menor inyección desde Neuquén, el sistema no pudo sostener la presión en las ciudades».
La comparación con el invierno de 2024 es inevitable: entonces también hubo restricciones por falta de gas importado en barco y capacidad operativa limitada del gasoducto Néstor Kirchner (hoy Perito Moreno). Este año, sin embargo, se sumaron nuevas complicaciones.
Según fuentes del sector, la producción en Vaca Muerta se vio afectada por las bajas temperaturas, que dificultaron el abastecimiento en el gasoducto. Una empresa de distribución incluso cuestionó el desempeño de las petroleras: «En Siberia también hay frío polar y no dejan de inyectar gas».
A esto se suma la falta de infraestructura adecuada para enfrentar una ola polar de magnitud, sobre todo en el centro y norte del país. «No terminaron la reversión del Gasoducto Norte, faltan cuatro plantas compresoras», explicaron desde una distribuidora. Esta obra permitiría inyectar unos 4 millones de m³ diarios adicionales al sistema, pero todavía no fue finalizada.
Pese a esto, desde el comité de emergencia advirtieron que, aunque la reversión estuviera operativa, «tampoco llegó el volumen suficiente para aprovecharla». Hoy el gasoducto del norte opera con una capacidad de 15 millones de m³ por día, que se ampliaría a 19 millones cuando concluyan las obras.
El diagnóstico estructural
La Secretaría de Energía fue tajante: «Esta coyuntura vuelve a poner en evidencia los problemas estructurales del sistema energético argentino. La falta de inversión sostenida, los congelamientos tarifarios y la ausencia de señales de precio impidieron desarrollar la infraestructura necesaria para responder en situaciones críticas como esta».
Las medidas oficiales
Ante el agravamiento de la situación, el Enargas reactivó el comité de emergencia que integran las transportistas y distribuidoras de gas, la Secretaría de Energía, Enarsa y Cammesa. El plan de contingencia incluyó la interrupción del suministro a contratos en firme en las regiones de Buenos Aires Norte, Centro Norte, Litoral, Norte, Noroeste, Cuyo y Sur.
En el resto del país se aplicaron restricciones a contratos interrumpibles y, en algunos casos, reducciones técnicas a contratos firmes. También se implementaron operativos especiales para abastecer camiones de GNC, en coordinación con transportistas y distribuidoras.
Además, se suspendieron exportaciones a Chile y se pidieron refuerzos de gas a países limítrofes. Por otra parte, Cammesa ordenó que las generadoras térmicas funcionen con gasoil o fuel oil, lo que permitió reducir al mínimo el consumo de gas en el sistema eléctrico.