El politólogo Rosendo Grobo advirtió que la caída en los nacimientos compromete el futuro del sistema previsional. El disparador fue la propuesta del gobernador Raúl Jalil para incentivar económicamente a quienes tengan hijos.
La caída sostenida de la natalidad en Argentina vuelve a encender señales de alarma sobre la sustentabilidad futura del sistema previsional. Así lo advirtió el politólogo y analista Rosendo Grobo en el programa Infobae en Vivo, al analizar las consecuencias del cambio demográfico y el proyecto del gobernador de Catamarca, Raúl Jalil, quien propuso incentivar económicamente a quienes decidan tener hijos.
«El país necesita cambiar la conversación sobre cuántos hijos se tienen y cómo el Estado acompaña esos procesos, porque es un problema profundo que impacta en toda la sociedad», sostuvo Grobo, en diálogo con los conductores Gonzalo Sánchez, Carolina Amoroso, Ramón Indart y Maru Duffard (en reemplazo de Cecilia Boufflet).
Grobo explicó que el fenómeno de la baja natalidad es global, pero tiene particularidades locales. En 1930, el promedio era de seis hijos por madre; hoy es de apenas 1,4, muy por debajo del 2,1 necesario para mantener estable la población. En Argentina, los nacimientos anuales cayeron de más de 700.000 en 2014 a cifras notablemente menores, lo que —sumado al aumento en la expectativa de vida— genera un desbalance en el sistema previsional.
«Tenemos un sistema pensado para una estructura demográfica de los años 50, pero hoy nacen la tercera parte de los niños y hay cada vez más adultos mayores que dependen de menos aportantes», remarcó. En ese sentido, consideró «inevitable» discutir una reforma jubilatoria profunda que incluya el aumento de la edad de retiro, revisión de regímenes especiales y actualización de aportes.
La iniciativa de Jalil —que propone un incentivo económico durante cuatro años para quienes tengan hijos— busca frenar el «invierno demográfico» en Catamarca, donde la tasa de natalidad cayó un 50% en los últimos cinco años. Grobo advirtió que si bien este tipo de propuestas pueden parecer polémicas, ya se implementan en países como Corea del Sur, Francia o Suecia, donde la preocupación por la pérdida de población joven es urgente.
Durante el debate también se abordaron los cambios culturales en torno a la maternidad y paternidad. «Hoy las decisiones sobre tener hijos están más ligadas al deseo personal y la posibilidad de ofrecer calidad de vida, que a una necesidad económica como ocurría décadas atrás», explicó el politólogo.
La mayor autonomía económica de las mujeres, los proyectos personales y las nuevas formas de concebir la crianza también influyen. «Ya no se trata solo de dinero: muchas personas se preguntan si quieren destinar tiempo, energía y recursos a criar hijos. Es una cuestión existencial, no solo económica», expresó.
En este contexto, Grobo propuso implementar políticas públicas robustas que acompañen la crianza, como licencias extendidas para padres y madres, incentivos fiscales, acceso equitativo a servicios de cuidado y educación pública de calidad. «Pero incluso así, la decisión final dependerá de cuánto sientan las personas que la maternidad o la paternidad encajan en su proyecto de vida», sostuvo.
El problema, dijo, no se limita a las provincias del interior. «Incentivar los nacimientos en Catamarca no alcanza si luego los jóvenes migran a Buenos Aires y no regresan. Necesitamos una estrategia integral que incluya desarrollo federal y retención de talento joven«, planteó.
Sobre el final, Grobo pidió dejar de postergar los debates «incómodos» y asumir que la discusión sobre natalidad, sistema previsional y políticas de familia es urgente. «El Estado debe tener el coraje de promover esta conversación. Porque lo que hoy parece una cuestión personal o íntima, en realidad define el futuro de todos», concluyó.