Lo confirmó esta tarde el secretario del Tesoro de la Casa Blanca, Scott Bessent, tras las dudas que generó el anuncio de Donald Trump sobre la pausa en los nuevos gravámenes.

En un contexto de tensiones comerciales globales, el gobierno de Estados Unidos anunció la suspensión temporal de aranceles para 75 países, pero Argentina no figura entre los beneficiarios. Así lo confirmó el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, quien aseguró que el país sudamericano continuará enfrentando un gravamen del 10% sobre sus exportaciones hacia el mercado norteamericano.

La aclaración se produjo luego de que surgieran dudas en torno al anuncio del presidente Donald Trump, quien había comunicado una pausa de 90 días en la aplicación de aranceles a naciones que no respondieron con represalias. Sin embargo, la Argentina quedó fuera de este grupo, lo que podría tener un fuerte impacto en el comercio bilateral y en sectores exportadores clave.

La estrategia comercial de Trump: presión y negociación

Desde Washington, el secretario del Tesoro presentó esta medida como una estrategia deliberada del presidente Trump, destinada a ejercer presión para renegociar los términos de intercambio con países que registran déficits comerciales importantes con Estados Unidos. En este marco, se busca premiar a los países que evitan las represalias comerciales y se muestran dispuestos al diálogo.

«No respondan con represalias y serán recompensados», resumió Bessent, quien destacó la intención de la Casa Blanca de iniciar negociaciones bilaterales con aquellos países que han contactado al gobierno estadounidense desde el anuncio de los nuevos aranceles el pasado 2 de abril.

El enfoque de Trump ha logrado, según Bessent, que países estratégicamente cercanos a China, como Vietnam, se acerquen a Washington en busca de nuevos acuerdos comerciales, lo que reforzaría la posición negociadora de Estados Unidos en el escenario internacional.

La Argentina, fuera del grupo beneficiado: consecuencias para el comercio exterior

La exclusión de Argentina del grupo de países con suspensión arancelaria representa un nuevo desafío para la economía nacional, particularmente para los sectores agroindustriales, industriales y tecnológicos que exportan a Estados Unidos. Con la continuidad del arancel del 10%, los productos argentinos podrían perder competitividad frente a aquellos provenientes de países exentos.

Esta decisión se da en un momento de fragilidad económica interna, con un dólar volátil, inflación persistente y negociaciones sensibles con organismos internacionales como el FMI. La imposición arancelaria complica aún más el escenario comercial y obliga al gobierno argentino a evaluar alternativas diplomáticas o comerciales para evitar una caída de exportaciones hacia uno de los mercados más importantes del mundo.

Trump busca renegociar el mapa comercial global

La política arancelaria impulsada por Trump forma parte de un plan más amplio para reconfigurar el mapa del comercio internacional, donde Estados Unidos apunta a reducir su déficit comercial global. Con esta táctica, el presidente estadounidense pretende forzar renegociaciones bilaterales, desincentivar represalias y consolidar acuerdos más favorables para su país.

Según Bessent, «Trump ha demostrado gran valentía al mantenerse firme con su objetivo», en referencia al liderazgo del mandatario al aplicar un gravamen global del 10% sobre importaciones, incluyendo aranceles específicos para economías como la Unión Europea.