La secretaría de Energía busca evitar cortes masivos. Cammesa otorgará incentivos a comercios e industrias. Pero hay tensión con la UIA y quejas de las generadoras.
Después de subir las tarifas hasta un 500% en el año, el Gobierno puso en marcha un plan de emergencia para evitar cortes de luz masivos en el verano por la mayor demanda de energía y una reducción de la oferta desde Brasil. En ese marco, la secretaría de Energía avanzó en la elaboración de medidas preventivas, incluyendo la programación de cortes «voluntarios» en grandes empresas, lo que genera tensiones con la industria.
El “Programa de Emergencia Verano 2024-2025″ apunta a resolver los cuellos de botella que identifican en las generadoras eléctricas, transportistas, distribuidoras y grandes usuarios de energía (industrias y comercios), sin afectar en principio a los hogares. «Estamos trabajando en un plan para el verano que apunta a tomar medidas preventivas para evitar cortes, no va a haber cortes programados», señalaron fuentes del gobierno.
El viceministro coordinador de Energía, Daniel González, ya había advertido que puede haber «un verano complicado». Y este lunes el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, dió un paso más. «Va a faltar generación de energía y va a tener que programarse algún corte, sobre todo hacer algunos acuerdos con los sectores productivos, los sectores industriales”, dijo en declaraciones a Radio Mitre, a la vez que apuntó a la «falta de inversión».
Por estas horas, la secretaría encabezada por Eduardo Rodríguez Chirillo evalúa mecanismos de incentivo para la instalación de sistemas de control y/o compensación con el fin de evitar colapsos de tensión, en el caso de las distribuidoras para que cuenten con medidores inteligentes instalados en sus redes, y para los grandes usuarios no residenciales la remuneración por la reducción de su consumo.
Según fuentes oficiales, la medida apunta a que los comercios e industrias con un consumo mayor a 300 kw en promedio hagan cortes en forma «voluntaria». La idea es que esas empresas dejen de tomar energía y Cammesa les pague por la oferta no suministrada, que en general se valúa a un precio alto y se define por regulación en muchos casos. Pero la iniciativa generó malestar en la Unión Industrial Argentina (UIA), donde desconocen los detalles.
Dos emisarios de la cúpula de la central fabril se lo transmitieron hace tres semanas a Chirillo y el subsecretario de Energía Eléctrica, Damián Sanfilippo, durante una reunión en el Ministerio de Economía. Allí, les preguntaron si convalidaban el «informe de riesgo» publicado por Cammesa en julio, donde se anticipaban cortes, y solicitaron que se constituya una mesa para administrar cualquier emergencia.
«¿Qué son estas medidas?… muchachos, y si la industria empieza a recuperar, ¿cómo se cubre la demanda?”, disparó uno de los industriales ante los funcionarios. También sondearon si el Gobierno tenía un relevamiento de los equipos electrógenos para cubrir los apagones en la industria. A su turno, Energía respaldó el informe de Cammesa, aunque le bajó el tono, y prometió incentivos para acordar los cortes.
La principal administradora del mercado mayorista pronosticó en julio la permanencia de altas temperaturas en el verano, después del pico de marzo del 2023, cuando las temperaturas medias semanales en Buenos Aires fueron de 30 grados. Y estimó un 19% de probabilidad de restricciones de abastecimiento debido a la falta de oferta para cubrir un pico previsto de más de 30.000 MW en 2025, 1.000 MW más que en febrero de este año.
Uno de los principales problemas es la falta de ampliación de obras para transportar energía, una situación que se arrastra desde los años 90 y que se agravó este año con el recorte de la obra pública. «Nuestra preocupación es que esto va más allá del verano, de acuerdo a reuniones que tuvimos con transportistas de energía eléctrica, si las obras no se hacen, esto va a seguir en el invierno en 2026 y 2027″, señalaron en la UIA.
Lo más crítico es la región del AMBA, sobre todo el Gran Buenos Aires, donde se prevé un déficit del sistema de transporte para abastecer la demanda en las horas pico. Es el caso de las líneas y transformadores de la red de alta tensión, que trabajarían con altas carga después de la demanda récord de marzo del 2023 (requirió 11.200 MW) y que requieren de gran parte de la capacidad de las centrales térmicas.
Energía espera una menor oferta de energía por la sequía en el sur de Brasil, que reduce la generación hidroeléctrica (el 20% de la matriz energética). Argentina importa de energía de ese país mediante la estación conversora de Garabí (hasta 2100 MW) y puede importar de Brasil vía Uruguay (otros 500 MW). El Gobierno, a su vez, viene cancelando deudas con Paraguay para que no tome energía adicional de Yaciretá y haya más excedente para Argentina.
Según Cammesa, las condiciones se hacen más críticas por el aumento de la demanda, el gradual retiro degeneración térmica, la indisponibilidad prolongada de Atucha I (deja de operar a fin de mes), la expectativa de menor potencia disponible para Argentina, la variabilidad de oferta renovable, la falta de firmeza de la importación y la ausencia de las obras de infraestructura de transporte y nuevas de generación de porte en el periodo 2025-2027.
El otro frente abierto es con las generadoras, un sector donde se demoran las inversiones a la espera de una resolución de Energía para actualizar el costo de la energía y la salida del cepo. Todavía hay recelo por el bono en dólares con una quita del 50% que les entregó Caputo en mayo para saldar parte de la deuda de Cammesa. Y siguen con atención la interna entre Chirillo y el ministro por el manejo de la «caja» y el ritmo de la suba de tarifas.