¿Te ha pasado algo malo? No eres tú: es la culpa de Mercurio retrógrado.
Al menos eso piensan las personas que creen que los planetas, sus posiciones y movimientos afectan nuestras vidas.
No existen pruebas científicas que demuestren este impacto planetario en lo cotidiano, pero sí es verdad que desde este lunes y hasta el 28 de agosto estamos en Mercurio retrógrado.
Se trata de un fenómeno astronómico en el que el planeta más pequeño del Sistema Solar parece moverse en la dirección opuesta a su trayectoria natural.
Sucede entre tres y cuatro veces por año y dura unas tres semanas cada vez.
Y eso es solo Mercurio. En verdad este fenómeno ocurre en todos los planetas del Sistema Solar como resultado de que orbitan alrededor del Sol a diferentes velocidades entre sí.
Pero, vayamos paso a paso.
En la dirección opuesta
Nosotros solemos ver a Mercurio moverse en el cielo de derecha a izquierda. Sin embargo, cuando está retrógrado, lo vemos justamente retroceder.
Este aparente movimiento hacia atrás se produce porque la Tierra y Mercurio orbitan alrededor del Sol a diferentes velocidades.
Mercurio completa su órbita más rápido que la Tierra, entonces, cuando nos “alcanza”, pareciera como si Mercurio se moviera en la dirección contraria, pero en verdad sigue haciendo su camino habitual.
Es como cuando un carro adelanta a otro en la carretera: el vehículo que va más lento parece moverse hacia atrás en relación con el auto que pasa.
En otras palabras, es una ilusión óptica.
Astrología versus astronomía
Algunos astrólogos consideran que este evento astronómico, que se ha observado durante miles de años, es un momento de gran influencia negativa en nuestra vida diaria, porque trae dificultades, malentendidos y confusión.
«Si bien la astronomía y la astrología pueden haber estado más estrechamente ligadas en el pasado, el consenso científico general en la actualidad es que los fenómenos astronómicos como los retrógrados no tienen ningún efecto predecible en la vida de las personas», dice Dhara Patel, experta espacial en el Centro Espacial Nacional de Reino Unido, a la BBC.
A pesar de la falta de respaldo científico, las supersticiones en torno a este fenómeno astronómico y la astrología en general siguen teniendo un enorme arraigo en la sociedad.
La astronomía estudia los cuerpos celestes y los fenómenos físicos, químicos y matemáticos para comprender el universo científicamente.
En cambio, la astrología examina los supuestos efectos de los signos del zodíaco, los planetas y los cuerpos celestes en los humanos. Está clasificada como una pseudociencia.
Se originó en las antiguas civilizaciones de Mesopotamia en el tercer milenio a.C. y comenzó a tomar la forma que tiene hoy durante el período helenístico de la antigua civilización griega.
Los griegos asociaban a Mercurio con su dios Hermes, el dios de la suerte, la protección, la fertilidad, la música y el engaño.
En la mitología romana, Mercurio era el dios del comercio y la comunicación, y el mensajero de los dioses. Además, era guía de las almas al inframundo.
Sesgo de confirmación
Según la psicología cognitiva, la creencia en la astrología y los signos zodiacales se debe a un sesgo de confirmación, que es uno de los sesgos más comunes en la mente humana.
El sesgo de confirmación es una tendencia a creer o recordar información que coincide con nuestras creencias preexistentes y su interpretación de manera selectiva y sesgada, sin evidencia científica sólida.
La psicóloga clínica Zeinab Ajami le dice a la BBC que “las personas tienden a creer cosas que les hacen sentir tranquilos o cómodos, y que no impliquen que el cerebro tenga que analizar y reevaluar constantemente una idea o situación”.
“La astrología ofrece una explicación rápida y sencilla de todo lo que le puede pasar a las personas sin que tengan que examinar o investigar las posibles razones reales y las múltiples capas de sus problemas”, añade.
Un mundo fascinante
Mercurio es el planeta más pequeño y rápido del Sistema Solar, completando una vuelta alrededor del Sol cada 88 días terrestres. Su tamaño es apenas mayor al de la Luna.
Tiene varias curiosidades. Por ejemplo, es el más cercano al Sol y aún así, no es el más caliente del Sistema Solar. Ese puesto lo tiene Venus.
Además, sus amaneceres son con lluvias de micrometeoroides y en su superficie se forman intensos tornados magnéticos.
Según la NASA, estos últimos son «retorcidos manojos de campos magnéticos que conectan el campo magnético del planeta con el espacio».
Así que ya sabes: Mercurio no tiene por qué ir hacia atrás o generar caos en nuestras vidas para probar que es un mundo fascinante.